Tragedia ambiental


Foto: Lewis Forest / EL TIEMPO
La denuncia era puntual: una zona de la Ciénaga Grande de Santa Marta se estaba quedando sin agua, pero esta vez no era la intensa sequía que por falta de lluvias azotaba la región, ni fenómeno atmosférico alguno, esta vez era la mano criminal del hombre que amenazaba a todo un ecosistema. (En fotos: Desastre ambiental amenaza el ecosistema en Ciénaga Grande)
Un equipo periodístico salió desde Barranquilla, previa coordinación con el Ejército nacional, pues había rumores de problemas de orden público en la zona; la primera escala es Sitio Nuevo, allí esperaba una patrulla militar con la que arribaríamos al sitio.

Luego de tres horas de camino por carretera destapada se llega al sector; la primera afectación que se percibe son cuatro motores, usados, según parece, para sacar el agua de un inmenso humedal, perteneciente, según las autoridades, a la Ciénaga Grande de Santa Marta.
“Este caso es muy preocupante. Como ustedes pueden ver, la ciénaga se está secando, los animales se están muriendo, especialmente las aves y los peces”, aseguró el sargento Fredy Prieto, del Batallón José María Córdova, encargado junto con sus hombres de velar por la seguridad del sector.
A unos pocos metros se puede ver a cientos de peces como agonizan en una pequeña porción de agua, sin duda morirán por la falta de oxígeno; a la izquierda, se encuentra una draga tipo tornillo que es la encargada de drenar el lodo y el agua de otra porción de humedal.
“Aquí aún podemos ver la maquinaria con la que se hizo este muro de tierra”, explicó el sargento Prieto, señalando una retroexcavadora de color amarillo, tipo oruga, instalada a un lado de la vía.
Lo que siguió fue un terraplén carreteable de aproximadamente dos metros y medio de ancho tres y kilómetros de longitud que separaba el humedal de una extensa zona de cultivos de arroz. A lo lejos se observaba una tragedia igual o mayor a la percibida inicialmente, troncos de árboles cortados y quemados estaban agrupados en los terrenos que según moradores del sector, antes eran agua.
Seguimos hasta el final del estrecho camino y no dábamos crédito a lo que veíamos. Esta vez eran cientos de palmas quemadas, algunas aún de pie, como resistiendo a morir, otras cortadas y apiladas en grupos grandes de quince o veinte.
“Esta es la parte más afectada. Como pueden observar, son muchas las palmas que se quemaron y cortaron. No me imagino cuánto tardarán para reponer esta vegetación”, dijo el militar.
Cecilia del Castillo, directora territorial del Atlántico de la Unidad de Restitución de Tierras, explicó que estos terrenos “son zona de reserva absoluta por encontrase dentro de un área especial protegida a nivel internacional”.
“Particularmente hemos encontrado que esta situación ha generado una serie de daños ambientales, obviamente habrá que hacer un estudio y una valoración muy importante del tema ecológico sobre lo cual el juez tomará la decisión correspondiente sobre las normas de derecho ambiental que rigen a nuestro país”, agregó la funcionaria.
En las fincas nadie habla. Pareciera como si hubiese retornado la época del silencio cuando reinaban los paramilitares en la zona. Nosotros imaginamos que callan por lealtad ante los dueños de las propiedades.
Después de realizar el trabajo periodístico salimos de la zona ante la mirada inerte de los labriegos. Muy seguramente la presencia del ejército evitó cualquier cuestionamiento.
Zona de restitución
En la actualidad y según un informe de la Unidad de Restitución de Tierras en el Atlántico, estos terrenos pertenecen a la empresa Agropecuaria RHC S. A. y se encuentran en un proceso de restitución a 36 familias que salieron desterradas en el año 2003, bajo amenazas de presuntos testaferros de ‘Jorge 40’ y Salvatore Mancuso, jefes paramilitares de la época.
“A nosotros nos obligaron a salir en el año 98 cuando estaban los ‘paracos’ en pleno apogeo. Después, el 3 de febrero del año 2003, nos llamaron y nos ofrecieron 165 mil pesos por hectárea, cuando realmente valía un millón de pesos. Nos tocó aceptar porque era eso o que la negociaran con nuestras vidas”, aseguró *Carlos Pérez, uno de los antiguos moradores de Los Patos.
“Nunca pensamos encontrar los problemas ambientales que hay. Eso por allá antes era hermoso. No lo dañamos nosotros con 50 y hasta 60 años de vivir en la zona, para que vengan en tan poco tiempo y quieran acabar con la Ciénaga. A nosotros nos da mucho dolor”, Agregó.
La directora territorial de la Unidad de Restitución de Tierras en el Atlántico aseguró que el proceso va muy avanzado y sólo falta la decisión del juez, “ya solo esperamos la resolución del proceso, pero aspiramos que con toda la fuerza probatoria que le hemos impreso a esta actuación y de acuerdo con lo establecido en la Ley 1448, lo pertinente es que los Magistrados competentes, ordenen la restitución de estos predios a los campesinos que fueron despojados”
¿Qué dice la empresa?
EL TIEMPO se comunicó con un número celular que aparece registrado en internet a nombre de la Agropecuaria RHC S.A. y pidió formalmente una entrevista con el representante legal para hablar del tema de la afectación ambiental en Los Patos.

La respuesta de la persona que atendió el llamado fue: “no sabría decirle, lo único que puedo hacer es tomar sus datos, informar y ellos deciden si se comunican con usted a este número de teléfono”.

LEWIS A. FOREST B.
EL TIEMPO TELEVISIÓN
Texto tomado : El periodico el tiempo : http://www.eltiempo.com/colombia/otras-ciudades/desastre-ambiental-en-cienaga-grande-de-santa-marta/15455817

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